Ya conoces cómo llegar a la Cuenca del río Samaná Norte en Antioquia y también sabes qué actividades puedes realizar en la zona. Pero, ¿te has preguntado cómo distribuir el tiempo entre cada una de ellas? Conoce qué puedes hacer durante cuatro días en esta bitácora del viajero que te cuenta en detalle cómo se viven los días en esta próspera e inexplorada región.
Antes de dar inicio a la aventura, debes saber que esta zona se caracteriza por el turismo comunitario y el trabajo en equipo, por lo que en los distintos sitios por los que nos desplazamos nos encontramos con anfitriones que nos hicieron sentir como en casa. Todos ellos forman una red para que tengas la mejor experiencia posible y disfrutes el compartir de sus conocimientos.
Día 1: en camino al paraíso
Nuestro recorrido empieza en la ciudad de la eterna primavera: Medellín. Desde allí vamos pasando por distintos municipios como Marinilla, El Peñol, Guatapé y San Rafael hasta llegar finalmente a San Carlos, uno de los tres municipios más cercanos al río Samaná. En toda la región cercana al río, su población se caracteriza por trabajar desde el turismo comunitario y el trabajo en equipo, por lo que en los distintos sitios por los que nos iremos desplazando, encontraremos a distintos anfitriones que son expertos en su zona. Sin más preámbulos, lo que vivimos en este municipio.
En San Carlos hace un clima cálido que nos recibe de manera acogedora a los viajeros que llegamos a visitar. Aquí, nos dicen que es imprescindible visitar la intervención de arte urbano y murales que se ha tomado las calles del municipio. Esta intervención tiene como propósito rendirle un homenaje a todas las víctimas del conflicto armado que vivieron muy de cerca la violencia en sus años más crueles.
Los colores e imágenes que han sido plasmados en el lugar le han dado una nueva vida a San Carlos y resaltan la motivación y el empeño de sus habitantes por salir adelante y demostrar la resiliencia que los caracteriza.
Puerto Garza
Después de visitar San Carlos, nos dirigimos a Puerto Garza, un corregimiento de este mismo municipio desde donde podemos ver por primera vez al imponente río Samaná, el último río libre del departamento de Antioquia.
Nuestra anfitriona nos cuenta que el río Samaná nace en el Páramo Sonsón, Antioquia, y desemboca en el Magdalena Medio. También nos comenta que el río Samaná está siendo protegido por varias comunidades que han decidido unirse para cuidarlo a través de eventos como el Samaná Fest y también por medio del turismo de naturaleza.
En este corregimiento se pueden observar varios nacimientos y quebradas que se derivan del río Samaná. Nos invitan a conocer el salto y el charco Corazón a donde llegamos después de un recorrido en medio de la naturaleza.
Allí disfrutamos del agua cristalina en donde pudimos nadar y relajarnos un buen rato. Con esta actividad finalizó nuestro primer día en esta maravillosa región que nos empieza a sorprender con sus encantos.
Día 2: ¡patos al agua!
Después de haber descansado de nuestro primer día de viaje, nos lanzamos a este segundo día empezando en el municipio de San Luis, la perla verde de Antioquia. Allí nos recibe con los brazos abiertos nuestra anfitriona quien nos cuenta sobre la riqueza natural e hídrica con la que cuenta este lugar.
Su majestad la Cuba
A tan solo 11 kilómetros de San Luis encontramos la Cuenca del río Samaná y nos llevan hasta la Cascada La Cuba para realizar una actividad que enciende nuestros motores y nos llena la sangre de adrenalina: torrentismo.
Todo empieza con el casco, el arnés y el equipo de seguridad con el que inicia la aventura. Nuestra anfitriona nos comenta que la Cascada La Cuba tiene una altura de 150 metros pero que nuestro recorrido consistirá en un ascenso de 30 metros y posteriormente el descenso de la misma distancia.
Nos cuentan que tendremos escalada asistida y descenso acompañado, todo para asegurar el éxito de la actividad y el disfrute al máximo. Los guías nos van indicando el camino y nos brindan la confianza que necesitamos para realizar el ascenso y hacer a un lado el miedo o los nervios que se puedan presentar. Es gracias a su compañía y guía que logramos llegar hasta el punto de descenso, donde sentimos la fuerza de la caída del agua y vemos la imponencia de la cascada abriéndose frente a nosotros.
El descenso se convierte en adrenalina pura y, una vez terminamos, no podemos más que gritar de la emoción y la satisfacción de haber podido lograr este gran reto. Además, el agua nos refresca y nos llena de felicidad. ¡Sí se pudo!
Después del torrentismo y de sentirnos vivos y en la cima del mundo, regresamos al municipio de San Luis para finalizar nuestro día con una muestra cultural de la comunidad en donde disfrutamos del baile bravo, una danza típica de la región antioqueña.
Es así como damos por terminado nuestro segundo día de aventura por el río Samaná y nos vamos a dormir con la satisfacción de haber vivido de cerca tan solo una parte de todo lo que esta región tiene para ofrecernos. El descanso nos llama a gritos y la expectativa por nuestro tercer y último día no se hace esperar.
Día 3: dejarse llevar por la corriente
El tercer día de esta inolvidable aventura empieza en el municipio de San Luis, desde donde nos dirigimos hacia la vereda La Cristalina a una hora y media de distancia, aproximadamente. Ya en la vereda nos recibe el líder de la comunidad y nos cuenta cómo se encuentran trabajando en la conservación de las aguas dulces y microcuencas del río Samaná Norte.
En La Cristalina empezaremos una caminata de media hora que nos conducirá a unos charcos naturales que esperan por nosotros. A lo largo del camino, nuestro anfitrión empieza a hablarnos sobre las plantas endémicas de la región y nos muestra sus usos y propiedades naturales; igualmente nos muestra algunas especies amenazadas y en peligro de extinción. Así mismo, nos comparte su amor por la naturaleza y su empeño en conservarla y protegerla.
Después de esta caminata llegamos finalmente al pozo natural El abismo que nos deja sin palabras. Este es el charco principal de la vereda que además desemboca en el río Samaná. La comunidad circundante se encarga de cuidarlo y protegerlo para poder seguir disfrutando durante muchos años más. Sus aguas nos maravillan y sin dudarlo un solo segundo nos lanzamos al agua.
Mientras disfrutamos del charco, nuestro anfitrión nos cuenta que se siente orgulloso de vivir en la región, de ser parte de la comunidad que protege el río Samaná y espera que con el ejemplo, la juventud se anime a continuar con su protección. Mediante el aprendizaje que les ha dejado el turismo comunitario, la comunidad ha empezado a entender la importancia no solo de cuidar el río sino también, de proteger toda la naturaleza que los rodea. Es por eso que esta y otras comunidades se encuentran trabajando de la mano por conservar la libertad del río que les permite asegurar su futuro y la supervivencia de este pulmón verde antioqueño.
Rafting en el río
Para continuar con las aventuras acuáticas, nos dirigimos al río Verde, confluencia del río Samaná para realizar una actividad que también nos llena de emoción y adrenalina: el rafting. Nuestro guía nos recibe con el equipo de seguridad listo y nos va dando todas las indicaciones para disfrutar al máximo de esta actividad.
Una vez puesto el casco, el chaleco y el equipo, nos cuentan que el recorrido será de unos 25 kilómetros equivalentes a 3 o 4 horas de aventura. En la primera parada nos encontramos con la confluencia del río Verde y el río Calderas que dan forma al río Samaná. Continuando nuestro trayecto no puede faltar la visita a las cascadas que vamos encontrando y en donde recargamos nuestras energías y contemplamos la magia del río Samaná.
Con esta aventura finalizamos el día y nos adentramos a lo que será nuestro cuarto y último día en esta región que nos ha dado risas, alegrías y aventuras dentro y fuera del agua.
Día 4: no es un adiós, es un hasta luego
Este último día arranca con un sabor agridulce pues no podemos esperar para conocer qué nueva aventura tendremos pero al mismo tiempo no queremos que se termine el viaje.
Es así como empezamos el día dirigiéndonos hacia el municipio de San Francisco. Allí nos dirigimos a una finca espectacular y, junto con sus anfitriones, damos inicio a un recorrido completo por todo el lugar.
El jardín de las delicias
Cuando hablamos de vino o de viñedos es inevitable imaginarnos unas jugosas y dulces uvas. Sin embargo, los vinos que se realizan en esta finca de manera artesanal son elaborados a partir de frutos como el cacao, el arazá o la grosella. Allí cuentan con cultivos propios que utilizan para la fermentación y elaboración de los vinos.
Rodeados de estos árboles frutales y la tranquilidad que se respira en todos y cada uno de los municipios circundantes del río Samaná, finaliza una aventura que se quedará para siempre en nuestros corazones.
Esta región y las comunidades que la habitan realizan una excelente labor de conservación de su territorio y vale más la pena ir a visitarlos y conocer todas sus iniciativas de turismo de naturaleza y turismo ecológico.
Con las maletas listas nos vamos de regreso a casa no sin antes dejar la promesa de volver una vez más a seguir disfrutando de esta región.
Si leyendo esta bitácora te animaste a visitar la Cuenca del río Samaná, no dudes un segundo en comunicarte con nosotros para organizar tu viaje y que solo quede alistar la maleta y arrancar.